Estos datos nos llegan por la labor de un equipo de investigación patrocinado por la ONU que este martes 19 hizo públicos sus hallazgos en Ginebra en un artículo renueva un estudio llevado a cabo en 2002 sobre los peligros potenciales de los productos químicos sintéticos.

Estas sustancias parecen estar relacionadas también con una disminución en el conteo de espermatozoides masculinos así como con la infertilidad femenina y el aumento de algunos tipos de cáncer infantil.

A la luz de los resultados, es posible afirmar que los seres humanos y los animales de todo el planeta probablemente estuvieron y siguen expuestos a cientos de compuestos dañinos, a menudo poco estudiados y considerados. Según el informe State of the Science of Endocrine Disrupting Chemicals, 2012, algunas de estas sustancias dañinas vienen de la fabricación de plásticos blandos y flexibles como algunos juguetes, muñecos infantiles, perfumes, productos farmacéuticos y cosméticos como desodorantes que son absorbidos por el cuerpo. Así mismo, otros se encuentran en envases de alimentos y bebidas y en el recubrimiento de latas de alimentos.

Países como Estados Unidos o Canadá ya han prohibido el uso de tales sustancias en la producción de determinados productos, especialmente en los destinados a los niños. Pero demasiadas son las que siguen en uso en todo el mundo y sólo una pequeña parte ha sido evaluada por su potencial para provocar enfermedades y fastidiar a los sistemas endocrino o hormonal de los seres humanos y los animales.

Los expertos creen que, por lo general, estos productos químicos pueden ser absorbidos por las bebidas y la comida desde sus propios contenedores. Sin embargo, solo se consiguió identificar una pequeña parte de los componentes presentes en los envases y productos examinados. Lo visible es solo la punta del iceberg. 

A partir de estudios anteriores sobre el efecto de las sustancias químicas en los seres humanos y los animales, es posible estrechar una relación con los en los casos de cáncer de mamá y de próstata, diabetes, infertilidad, asma, obesidad, accidentes cerebrovasculares y enfermedades de Alzheimer y Parkinson.

Estos informes sugieren que los bebés expuestos a las sustancias que alteran el sistema endócrino en el vientre de la madre o en la pubertad son especialmente propensos a desarrollar estas enfermedades en edad adulta, además de problemas de aprendizaje cual la dislexia. En opinión de los expertos, todas estas complejas enfermedades no transmisibles tienen un componente genético y otro ambiental.

En muchos países, estos trastornos afectan entre el 5% y 10% de los bebés nacidos, mientras que el autismo fue registrado con una tasa de un 1%. La leucemia y el cáncer de cerebro también están en aumento, según el informe. No obstante,  los datos que se desprenden del informe, se ha basado en muestras y estudios realizados en los países desarrollados. Por lo tanto, la magnitud del problema no es medible en su totalidad debido a la falta de datos provenientes de países como África, Asia y América Latina.